Comentario
La mayor parte de los rebaños de vacas, caballos, ovejas, cabras, camellos y yaks se localizaban en las regiones del interior de China, produciendo leche, carne, cueros y facilitando el transporte. Las razas estaban aclimatadas a las condiciones locales, pudiendo ser puras o híbridas. En la China oriental no era habitual ver este tipo de animales y los que había eran empleados en labores agrícolas: arado, transporte o movimiento de mecanismos hidráulicos. La región del norte era el lugar donde se concentraban las vacas amarillas, mientras que el extremo sur era el dominio del búfalo de las marismas. En estas regiones los animales que se alimentan de desperdicios -cerdos, patos o aves- eran los habituales, proporcionando la escasa carne de la alimentación. A lo largo de la frontera con Corea y en la zona sur se destinaban a la alimentación ciertas variedades de perros.
Una de las causas de la carencia de bases sólidas sobre la que se asentaría la agricultura tradicional debemos buscarla en el escaso número de cabezas de ganado, ya que la actividad animal no sólo es útil para el arado sino que también eran imprescindibles para el funcionamiento de otras industrias. La escasez de animales motivaría la existencia de personas que arrendaban sus bestias a los campesinos, de la misma manera que los terratenientes arrendaban sus propiedades. Eran los llamados señores del ganado.
En la antigua China existió una floreciente cría porcina y de aves de corral, así como también tuvo un especial desarrollo la piscicultura y la sericultura. Todas estas artes tuvieron en común la fundamental participación de la mano humana. Buen ejemplo son las incubadoras para huevos de patos y gallinas, empleándose recipientes de arcilla de pared doble que eran calentados con carbón, algunos de las cuales tenían una capacidad para mil huevos. La piscicultura también tuvo especial desarrollo, empleándose variados estanques. Pero no alcanzó el esplendor de la cría del gusano de seda. Los locales donde se realizaba esta producción debían responder a unas características determinadas de humedad, temperatura y luz por lo que se emplearon persianas, braseros o ventiladeros para controlar estos parámetros. La selección y el apareamiento de los gusanos eran otro de los trabajos a realizar. Los gusanos ponían los huevos sobre gruesas hojas de papel almacenadas hasta el invierno, momento en que los huevos menos desarrollados eran destruidos. Al salir la larva, se colocaba sobre bandejas de bambú, donde eran alimentadas con hojas de morera. Los capullos eran hilados en un bastidor cubierto de paja. Aquellos que contenían gusanos muertos se conservaban para devanarlos posteriormente, mientras que los que contenían animales vivos eran sumergidos en agua hirviendo y se devanaban de inmediato para evitar que los gusanos los rompieran, rasgando así la seda. Al ser los inconvenientes numerosos, la cría de gusanos de seda estaba rodeada de supersticiones y tabúes.